Un cambio tardío que salvó del papelón

El cambio de Matías Fernández ayudó a oxigenar un poco al equipo y finalmente a conseguir el empate.

Para nadie es un secreto que el dueño de la noche en el Estadio Metropolitano sería Matías Fernández. La mayoría de los hinchas, y me arriesgo a decir que todos, iban con la expectativa de ver jugar a ese chileno que repartió buen fútbol en países como Italia, España, Portugal, Chile y México.

Como es lógico, el jugador debía esperar su momento porque no iba a ingresar de titular solo por nombre. El partido desde el principio se le complicó a Junior, carecía de ideas y de ese último pase que dejara frente a frente a un jugador con el gol.

Al final de la primera parte había un partido que empezaba a necesitar de Fernández y una hinchada que deseaba ver al jugador que les dio motivos para abonarse o comprar su entrada. Ese momento llegó solo hasta el primer cuarto del segundo tiempo, muy tarde según mi concepto, se enfrentó con algunas dificultades pero que salvó de un papelón inmenso.

El número 18 debió aparecer en la tabla de sustitución antes de empezar la segunda mitad para darle un nuevo aire e ideas al juego que se estaba dando. Los accesos a los puntos frágiles del rival se encontraban congestionados, con muchas piernas, por lo que se necesitaba un jugador que arrastrara marcas, sacara al equipo del fondo y le diera, en este caso, el gol para evitar el batacazo en casa.

Quizás para muchos aficionados, el nuevo referente del equipo mantenga un juego normal, pero hay que tener en cuenta que la adaptación también es importante, por lo que hay que mantener la paciencia para que con el tiempo se creen lazos o sociedades dentro del terreno de juego que permitan afianzar la calidad de juego y regalen más alegrías.

Por: Alejandro Carrillo (@alejandro15ca)

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